Brillantes matemáticos, cuyo genio ejerció mucha influencia, fueron también personas que desarrollaron la locura y terminaron suicidándose. Kurt Gödel, el introvertido confidente de Eisntein, demostró que habría siempre problemas que estaban fuera del alcance de la lógica humana. Su vida terminó en un sanatorio donde se negó a comer hasta morir. Alan Turing, el gran descifrador de códigos, padre de la ciencia de la computación y homosexual, murió tratando de demostrar que algunas cosas son fundamentalmente indemostrables.

El Teorema de Pitágoras es x2 + y2 = z2. ¿Es resoluble la ecuación si el 2 es reemplazado con otro número positivo integral más grande? Hace más de 300 años, el matemático aficionado Pierre de Fermat dijo que no. Desafortunadamente, las anotaciones de su profecía que anotó en el margen de un libro eran demasiado escuetas para comprobarlo. Desde entonces, el Teorema de Fermat ha desafiado a los matemáticos armados con los más avanzados ordenadores. Andrew Wiles trabajó metódicamente para determinar la prueba para esta aparentemente sencilla ecuación.

Alrededor de los tres años, la mayoría aprendemos a contar. Parece como si no hubiera nada que pudiera paranos de contar para siempre. Pero aunque el Infinito pueda parecer un idea inocente, contar para siempre nos lleva a un mundo de paradojas donde nada es lo que parece. Los matemáticos han descubierto que hay infinidad de infinitos, cada uno infinitamente más grande que el anterior, con consecuencias extrañas. En un Universo Infinito, hay infinitas copias de la Tierra e infinitas copias de usted mismo. Más extraño que cualquier ficción, esta es la historia del Infinito